Cuando adquirí mi Bambu Lab X1-Carbon Combo a inicios de 2025, lo hice pensando en los proyectos de robótica educativa. Sin embargo, con el tiempo, la impresión 3D se convirtió también en una afición apasionante: una mezcla entre curiosidad, paciencia y descubrimiento constante.
Durante estos meses he aprendido muchas cosas que no aparecen en los manuales, y quiero compartirlas aquí para quienes comienzan o simplemente sienten curiosidad por este mundo.
Vivo en una ciudad muy cálida, donde la humedad muchas veces llega al 100%, aunque los sensores digan lo contrario. Los primeros meses con la impresora fueron una verdadera prueba de paciencia: los filamentos se atascaban una y otra vez en el sistema de extrusión (la parte que tiene las poleas y empuja el filamento hacia la boquilla).
Seguí todas las instrucciones del manual y los consejos del servicio técnico, pero nada funcionaba del todo.
Finalmente descubrí —tras mucho ensayo y error— que la impresora no funciona bien con las tapas del filamento y la puerta principal cerradas en este clima.
El calor interno se combina con la humedad ambiental y provoca que el plástico se ablande más de lo necesario, terminando por atascar el extrusor y la boquilla.
Desde que comencé a imprimir con todas las puertas abiertas (AMS y puerta frontal), nunca más tuve un solo atasco.
A veces la mejor configuración no está en el manual, sino en la experiencia.
La Bambu Lab X1-Carbon Combo puede imprimir con distintos materiales, entre ellos:
PLA (Polylactic Acid) – el más común y fácil de usar; ideal para piezas decorativas y educativas.
PETG (Polyethylene Terephthalate Glycol) – más resistente, perfecto para piezas que necesitan ser atornilladas o soportar un poco más de calor.
TPU (Thermoplastic Polyurethane) – un material flexible que permite imprimir piezas elásticas, como llantas, juntas o amortiguadores. Es más lento de imprimir, pero sus resultados son excelentes para componentes que requieren tracción o absorción de impacto.
ABS (Acrylonitrile Butadiene Styrene) – más técnico y difícil de imprimir (aún no lo uso tanto).
Personalmente, uso principalmente PLA y PETG, y el TPU cuando necesito crear llantas u otras partes flexibles para los prototipos de robots.
Con el tiempo descubrí que hay una lista de elementos casi obligatorios si quieres imprimir sin frustraciones:
Filamentos de varios colores. Porque los diseños más bonitos no siempre son monocromáticos, y no todos sabemos pintar figuras con acabado profesional.
Secador de filamento. El mío es marca Creality (para un solo rollo) y ha sido una gran inversión: mantiene el material seco y evita problemas de humedad.
Caja hermética con sílice. Para guardar los filamentos y protegerlos del ambiente.
Pinzas o alicate de punta fina. Para retirar restos de plástico y soportes*.
Mini taladro o Dremel. Yo uso uno inalámbrico Aridoo que me ha funcionado muy bien para limpiar bordes o detallar piezas.
Marcadores acrílicos. Son útiles para pintar detalles o resaltar líneas de figuras impresas.
* Los soportes, por cierto, son esas estructuras temporales que la impresora genera para sostener partes del modelo mientras se imprime, especialmente cuando hay salientes o ángulos pronunciados.
Si algo he aprendido es que las impresoras 3D no son para personas impacientes.
Cada impresión enseña algo nuevo: desde cómo mejorar los soportes, hasta cómo ajustar una boquilla o cambiar un parámetro en el software.
Al final, más que una máquina, la impresora se convierte en una maestra silenciosa que premia la constancia.